Escocia (1ª Parte) Edimburgo.
EDIMBURGO, MAGIA ESCOCESA.
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Edimburgo al atardecer. |
Cuando
pensamos en Gran
Bretaña,
lo normal es pensar en Londres. Su cosmopolitismo, la importancia de
sus monumentos y la cercanía a nuestro país junto a la facilidad de
transporte, hacen que sea el destino más demandado para el viajero.
Existe
sin embargo otra Gran Bretaña más al norte absolutamente fascinante
para el visitante: Escocia.
Las
Highlands
escocesas, magníficas en su grandiosidad, dan paso a las Lowlands
o Tierras Bajas, que están delimitadas al sur por una línea trazada
entre sus dos grandes ciudades. Glasgow
al
oeste y Edimburgo
al
este.
Si os atrae lo extraordinario y os gustan los contrastes, seguidme
para descubrir Edimburgo,
capital
de Escocia
y una de las ciudades más importantes de Gran Bretaña.
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El Castillo de Edimburgo desde Princes Street Gradens. |
UN
POCO DE HISTORIA:
Si
bien en la zona existen restos de asentamientos desde la época
romana, el castillo que dio origen a Edimburgo fue construido a
finales del siglo XII por Malcolm
III
en una elevación de origen volcánico. Sin embargo, en el siglo VII
ya existía en el mismo sitio un fuerte, propiedad del rey Edwin
de Northumbria.
De él surgió, según todas las probabilidades, el nombre de la
ciudad, Edwin-burg, o fuerte de Edwin.
A
su alrededor se constituyó el germen de la ciudad. Desde entonces,
se sucedieron numerosos intentos de conquista por parte de Inglaterra
y tras un par de siglos azarosos, en los que los escoceses
defendieron fieramente su independencia con un marcado protagonismo
del rey Robert
I Bruce
y del héroe popular William
Wallace,
en el siglo XV fue declarada
capital de Escocia.
El
incremento de la actividad comercial, hizo de ella una ciudad populosa que ya en el
siglo XVI rozaba las 12.000 almas, población que triplicó durante
los doscientos años siguientes.
En
el siglo XVIII, tras la
unión con Inglaterra firmada en 1707
y como consecuencia del gran aumento de la población y la
imposibilidad de albergarla intramuros, se derribaron paulatinamente
los tres tramos amurallados existentes, y se convocó un concurso público para
planificar la que sería llamada “ciudad
nueva”.
Su
construcción finalizó a mediados del siglo XIX, cuando ya la
población superaba las 170.000 personas. Hoy en día, tras haber sido
protagonista en los siglos XVIII y XIX de la I Revolución Industrial
junto con el resto de Escocia, Edimburgo es una ciudad pujante,
compleja y cosmopolita, que se nos ofrece como una joya multifacética
por descubrir.
PASEANDO
POR EDIMBURGO:
A
Edimburgo hay que ir con el alma abierta. Sus gentes, socarronas y
hospitalarias, son mucho más parecidas a nosotros que los ingleses.
De fuerte
carácter,
son francos
en el trato
y poco amigos de los convencionalismos, y siempre estarán dispuestos a
prestarte ayuda si la necesitas, e incluso a compartir una pinta
contigo si surge la ocasión.
Profundamente orgullosos de “su” Escocia y de “su”
Edimburgo, pueden llegar a resultar algo fanfarrones, pero lo
entenderéis al contemplar la ciudad por primera vez. Como curiosidad, deciros
que muchos escoceses se refieren a Edimburgo como “Embra”,
contrayendo su pronunciación.
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Atributos reales escoceses. |
Lo
primero que os encontraréis al llegar a la maravillosa Edimburgo,
patrimonio
de la humanidad
desde 1995, es la imponente silueta de su enorme castillo, en
realidad una ciudadela compuesta de varios edificios agrupados en el
interior de una sólida muralla. En su interior se custodian las
joyas de la corona escocesa, y su vista, magnífica desde cualquier
ángulo, invita a acercarse a la ciudad vieja y pasear entre sus
intrincadas callejuelas. Observaréis asimismo que la mayoría de los
edificios de piedra tienen un color oscuro, a veces casi negro. Ello
es debido a la gran polución que sufrió la ciudad en el
siglo XIX por el excesivo uso del carbón durante la Revolución
Industrial.
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Entre
el Castillo
de Edimburgo
y el Palacio de Holyrood, transcurre la Royal Mile,
es decir la Milla Real. Antiguamente comunicaba la ciudadela con la
abadía agustina de Holyrood (Santa Cruz), erigida a comienzos del
siglo XII, y era la principal vía de abastecimiento desde el puerto
de Leith. Como curiosidad,la milla escocesa tiene exactamente la longitud de esa calle, 1814mt.
En
la actualidad, esta larga pendiente (pues sube durante todo su
recorrido desde su comienzo hasta el castillo), está dividida en
diferentes tramos cuyos nombres son empezando por el Palacio de Holyrood,
Abbey
Strand,
Cannongate,
High
Street,
Lawnmarket
y Castlehill,
para finalmente llegar a la enorme explanada que da acceso a la
subida al castillo y en la que en tiempos, se quemaba a los condenados. En todo el recorrido, podremos adentrarnos en los célebres “close”,
callejones abiertos a ambos lados que comunicaban distintas calles y
cuya historia bien merece una visita.
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Close o callejón típico. |
Aunque
la Royal Mile se recorre fácilmente en unos veinte minutos, dada su
vitalidad y la aglomeración de monumentos es probable que tardemos bastante más y pueda parecer que ya
hemos realizado la visita de Edimburgo. Nada más lejos de la
realidad. Solo hemos explorado la Old
Town
o ciudad vieja.
Si
queréis acompañarnos en un bucólico paseo como introducción a la
elegancia del Edimburgo señorial georgiano, no tenéis más que
dirigiros hacia los jardines
de Princess Street.
Al norte de la ciudad vieja, Edimburgo estaba protegida de forma
natural por una gran marisma llamada Nor Loch, o Lago Norte. En el
siglo XIX, concretamente en 1820, se terminó de drenar el lago que
hasta la fecha había sido utilizado para todo tipo de propósitos
siniestros como ejecución de brujas, sepultura de cadáveres e
incluso como ¡suministro de agua potable!, y se utilizó el espacio
para crear los antedichos jardines.
Cruzando
la vaguada que había quedado, y levantando en ella un terraplén
para salvar la diferencia de altura, al otro lado se construyó otro
Edimburgo con un estilo arquitectónico de corte neoclásico y
georgiano a caballo entre los siglos XVIII y XIX, que hoy día se ha
constituido en centro neurálgico de las compras de calidad en la ciudad.
En dicho terraplén de unión, llamado “The Mound”, se
ubican la Royal Scottish Academy
y
la Scottish National Gallery,
ambos, imponentes edificios neoclásicos de gran belleza.
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Viviendas en el Edimburgo georgiano. |
Un
diseño urbanístico racionalista con distribución de calles en
forma de parrilla, nos da acceso a Princes
Street,
aledaña a los jardines, Rose
Street,
estrecha y plena de encanto con sus pubs, y la amplia y señorial
George
Street,
donde se pueden encontrar tiendas de las más afamadas marcas. Todas
ellas cruzadas perpendicularmente por amplias calles como Frederick
Street,
Hannover
Street,
North
St. Andrews Street
o North
St. Davis Street,
forman un todo digno de ser visitado y por qué no, detenerse a
efectuar algunas compras. Los almacenes Jenners, en Princes Street, son un icono de Edimburgo.
La
ciudad contemporánea, si bien no se suele nombrar, existe también y
se encuentra al oeste del castillo. Integra el centro financiero y, junto con la zona portuaria de Leith, constituyen las áreas naturales de
expansión de la ciudad.
El
puerto de Leith, en el Firth
of Forth,
ha sido desde siempre el acceso por mar a la capital de Escocia.
En él desemboca
el río que la atraviesa, el Water of Leith. Su historia hasta
convertirse en parte de la ciudad en 1920, ha contemplado el
desembarco de reyes, reinas, mercancía procedente de la pesca, en
fin, todo lo que pudiera tener como destino Edimburgo.
Como
toda zona portuaria, su carácter es un poco canalla y bohemio, y en
la actualidad, tras haber sufrido una época de declive en los años
80 y 90, ha renacido de sus cenizas y actualmente es un centro
turístico pleno de restaurantes, pubs y tiendas de segunda mano que
harán las delicias de los más atrevidos.
En su ribera, atracado al
lado del centro comercial Ocean Terminal,
se encuentra el que fuera yate real Britannia, que puede ser
visitado. Asimismo, de Leith parte un paseo que acompaña al río y
que es accesible para caminar hasta Edimburgo. El recorrido dura
aproximadamente una hora y media.
La
zona más característica de Leith es el Shore,
el antiguo puerto que conserva aún vestigios de su pasada actividad.
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El Shore en Leith. |
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Higlander. |
Datos
útiles:
Mejor
época para ir:
Verano, preferentemente en agosto, donde encontraréis máximas de 19º
muy agradables.
Vestuario:
Suele
llover durante todo el año de forma un tanto indiscriminada, por lo
que un chubasquero de goretex y un calzado cómodo os irán de
maravilla. Se dice que en Edimburgo puedes encontrarte todas las
estaciones en un solo día, por lo que en ausencia de temperaturas
extremas, recomendamos ropa de entretiempo y protección para la
lluvia.
Horarios
comerciales:
Las
tiendas
abren de lunes a sábado de 0900h a 1800h excepto los jueves, que
prolongan el horario hasta las 1930h. Las grandes superficies, tienen
horarios muy parecidos a los españoles, e incluso algunas 24 horas.
Los
museos
abren sus puertas de lunes a domingo de 1000h a 1700h y la práctica
totalidad son gratis.
Respecto
a los pub’s,
suelen estar abiertos hasta las 0000h ó las 0100h. Después de eso,
si queréis más fiesta, tendréis que ir a una discoteca que suelen
estar abiertas hasta hasta las 0500h.
Las
cafeterías
y los restaurantes
no tienen un horario tan amplio como en España, ya que en Escocia se
come muy pronto y se cena asimismo temprano. Si queréis comer como
aquí, podéis recurrir a los restaurantes de la zona turística donde
cierran más tarde.
Precios
en Edimburgo:
Los
precios en Edimburgo son bastante parecidos a los que rigen en
España, dicho lo cual, hay que remarcar que determinados artículos
como el whisky,
son considerablemente más caros pues pagan un 72% de impuestos. Al
ser una ciudad muy cosmopolita, existen todo tipo de alternativas,
desde las más económicas hasta algunas verdaderamente exclusivas.
En la Oficina
de Turismo,
os informarán excelentemente con una gran amabilidad.
Moneda:
La moneda oficial es la Libra Esterlina. Si queréis acceder a un conversor automático de moneda, pinchad aquí.
Transporte:
Lo primero que necesitaréis es una conexión entre el aeropuerto y la ciudad. Existen múltiples soluciones, empezando por un servicio de tránsfer que nos podéis solicitar. Si vuestro espíritu es más aventurero, siempre tenéis las opciones del transporte público, como bus, tranvía, o los famosos taxis británicos. ¡¡Ah!!, Y no os olvidéis de las ventajas de la Edinburgh City Pass en sus diferentes modalidades.
Si
queréis saber más u os habéis quedado con ganas de bucear en todos los
recovecos de esta bella ciudad, no dudéis en clicar en nuestro enlace
Experiantur.
Bueno amig@s, ahora sí que me toca despedirme hasta el próximo post.
No dudéis en contactar con nosotros para cualquier duda o curiosidad que tengáis, y como siempre,
¡¡Saludos viajeros!!
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