La Fachada de la Basílica de San Marcos.

 La Fachada de la Basílica de San Marcos.

Datos culturales y consideraciones históricas.



Damos comienzo con este artículo a una, esperamos que completa, descripción de la Basílica de San Marcos, el gran templo bizantino occidental. Si os interesa y queréis saber algo más, adelante.

El último artículo lo dedicamos a Venecia, la inmortal ciudad de Casanova y, si bien fué una buena introducción, yo mismo me percaté de que se quedaban en el tintero demasiadas cosas para poder haceros una idea cabal de la magnitud de esta maravillosa ciudad.

Es por ello que quiero iniciar una serie de artículos que proporcionen cobertura a los aspectos no reflejados en mi primer post. De esta manera, quiero dedicar algunos trabajos a ampliar información, primero de la basílica, quizá el punto neurálgico de Venecia, desde luego de la isla de Rialto. Tras esto, espero poder contaros más cosas de las otras islas, Burano, Murano, Lido etc...Todas ellas forman parte de Venecia y todas ellas merecen un esfuerzo.

Este cambio de orientación en los artículos tiene como objetivo focalizar más el detalle y, como consecuencia, poder aportar más información útil para vosotros, los verdaderos protagonistas de estos trabajos. En el futuro, haré lo mismo con otros destinos, los ya presentados y los nuevos que han de llegar.

Bandera de la República de Venecia.


La Fachada desde el punto de vista arquitectónico.

La Basílica de San Marcos, tercer templo en ser levantado en el mismo lugar, fué concebida como una estructura con planta de cruz griega contenida en un cuadrilátero de unos 60 mt de lado. De esta forma, la fachada tiene aproximadamente esa longitud. Su descripción desde el punto de vista arquitectónico se corresponde con el acceso al nártex o atrio previo al templo.

El nártex era en su día una zona cubierta adosada a las basílicas paleocristianas y bizantinas en su entrada. El objeto era acoger a los catecúmenos (adultos no bautizados en su período de prueba) y ciertos peregrinos. Al instaurarse el orden románico desapareció esa finalidad, y el nártex pasó a tener la significación de vestíbulo.

Nártex de San Marcos. A la izquierda, el acceso al templo.



El Nártex, coloreado, en un templo normal. (LusitanaVector: Sarang - Trabajo propio, basado en: Narthex.png, CC BY-SA 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=59689782)


Pues bien, como hemos dicho, la fachada con sus 62,60 mt de ancha, se divide transversalmente en dos partes bien diferenciadas. La planta baja presenta cinco puertas rematadas con arcos, el central y el último de la izquierda abovedados de cuarto de esfera, siendo los tres restantes arcos ciegos avanzados con sus lunetas correspondientes.

Estos arcos, de los que hablaremos más tarde, contienen escenas de la traída de los restos de San Marcos a Venecia confeccionadas con miles de teselas multicolores sobre un fondo de pan de oro, fascinando ya al orante, penitente o simple espectador desde el mismo acceso.

Mosaico de la Basílica anterior, en bóveda de cuarto de esfera. Es el único mosaico bizantino de la entrada, destacando el clásico hieratismo propio de aquel estilo.

El piso superior, separado del inferior por una magnífica terraza ordenada construir por el Dogo Sebastiano Ziani en 1177, destaca poderosamente por sus remates de estilo gótico florido y por su enorme vidriera semicircular en el arco central. El templo, que está concebido en dos alturas, se ideó de forma que la planta superior representara el área celestial o divina, para lo que se recubrió toda de mosaicos dorados con escenas bíblicas, y la inferior, de índole terrenal, se construyó con mármoles y piedra. De esta manera, los orantes penetraban en la basílica y forzosamente elevaban la vista ante el espectáculo de luz dorada que fascinaba su vista. Si aquello no era la divinidad, se le parecía mucho...

En la parte superior de la fachada podemos observar también cinco arcos ciegos, con sus lunetas decoradas también a base de mosaicos. En este caso, se trata de escenas bíblicas. 


Los mosaicos están confeccionados por Leopoldo Del Pozo, mosaísta romano instalado en Venecia, según cartones de Sebastiano Ricci, afamado pintor véneto. La época de los mismos es comienzos del siglo XVIII, entre los años 1710 y 1730, si bien como hemos dicho el último de la izquierda es claramente bizantino y el correspondiente al pórtico central está reconstruido en el siglo XIX.

En principio, el templo estaba concebido para ser construido con piedra y ladrillo, a semejanza de la basílica de los Santos Apóstoles de Constantinopla, si bien mucho más grande. Sólo en el año 1071, con la basílica aún sin terminar, el Dogo Doménico Selvo autorizó la decoración de los sobrios muros con los mosaicos que aún hoy día nos causan admiración.

La identificación de los mosaicos:

Si nos situamos frente a la fachada de la basílica, podemos identificar los nueve mosaicos que vemos, cinco en el piso inferior, y cuatro en el superior encima de la terraza.

Los cinco inferiores:


Comenzando por la derecha situados frente a la fachada, encontraremos en primer lugar en el piso bajo el mosaico que relata la repugnancia de los funcionarios de aduana egipcios ante las piezas de carne de cerdo que escondían los sustraídos restos del evangelista.



El segundo mosaico por la derecha, nos muestra la partida del cuerpo del santo en el trayecto de Alejandría a Venecia.




El tercer mosaico, central de la serie, nos muestra a Jesucristo en el Juicio Final en toda su gloria. Su tamaño es casi el doble que el de los demás y está enmarcado por maravillosas arquivoltas esculpidas en los siglos XIII y XIV.


Continuando con el cuarto, en él se relata el recibimiento triunfal del cuerpo del santo por los magistrados venecianos.











Y ultimando la serie del piso inferior, el mosaico que nos muestra el aspecto de la basílica original, único bizantino de la serie.









Si nos fijamos atentamente, observaremos que los mosaicos no están situados así por casualidad; cuentan un relato cada serie. En el nivel inferior, empezaremos a "leer" por la derecha con la sustracción de las reliquias del santo, mientras que en el nivel superior, lo haremos por la izquierda comenzando por el Descendimiento.

En aquella época, Alejandría, que tras tres asedios fue finalmente conquistada por los musulmanes en el año 646, se encontraba presa de piratas andalusíes. Fue entonces cuando dos mercaderes venecianos, Tribuno da Malamocco y Rustico da Torcello decidieron, en connivencia con los custodios del cuerpo de San Marcos, el monje Staurazio y el sacerdote Teodoro, trasladar en secreto los restos pues los musulmanes estaban comenzando a convertir las iglesias en mezquitas. El 31 de enero de 828, el barco con los restos partía de Alejandría hacia Venecia donde, a su llegada, fueron entregados al Dogo Giustiniano Participazio, que los custodió en el castillo mientras comenzaba a erigirse el primer templo.

Sepulcro de San Marcos en Venecia.

Éste es el motivo del primer mosaico: el camuflaje de los restos del santo en una cesta con carne de cerdo para evitar su detección por parte de las autoridades musulmanas.

A partir de ahí, se cuenta la travesía y la recepción del cuerpo en un continuo, sólo interrumpido por Cristo en Gloria en el Juicio Final, situado en el centro del templo y destacando sobre los demás. Desde el punto de vista arquitectónico, es de destacar la ingeniosa solución para dar profundidad a los arcos ciegos avanzados decorándolos en su intradós. 

Mosaicos superiores:

Así como en la planta inferior o de calle el orden para "leer" los mosaicos era de derecha a izquierda, en el nivel superior es al contrario. El primer mosaico por la izquierda nos ofrece el descendimiento de la cruz, mientras que en el segundo podemos contemplar la visita de Cristo redentor al limbo, donde diversos personajes con la mano extendida imploran su rescate para la vida eterna.

En el centro, esta vez nos encontramos con una enorme vidriera monocromática de color miel que proporciona la luz necesaria para dar vida a los maravillosos techos y paredes del interior.

En los dos últimos de la derecha, culmina el triunfo de Cristo redentor con la resurrección en el tercer mosaico y la ascensión en el cuarto.

El descendimiento 

Visita al limbo

La resurrección

La Ascensión

En el centro de estos cuatro mosaicos se encuentra la enorme vidriera monocroma que proporciona gran parte de la luz del interior del templo.

La enorme vidriera con el león de San Marcos encima y más arriba al propio evangelista 
rodeado por seis ángeles, tres a cada lado.

Encima de ésta y sobre un fondo añil tachonado de estrellas de oro se encuentra el león alado de San Marcos, símbolo de la ciudad, con un evangelio en el que se puede leer: "PAX TIBI MARCE EVANGELISTA MEUS" es decir, "LA PAZ SEA CONTIGO MARCOS, EVANGELISTA MÍO".



Encima de éste y para culminar la figura, vemos una estatua del propio San Marcos rodeado de seis ángeles con alas doradas, tres a cada lado. El remate, bellísimo, es un canto a las proporciones. Nada está de más ni de menos o, en otras palabras, todo parece estar en su sitio natural.

San Marcos culminando el arco central


Como colofón a esta fase, diremos que todos los arcos del orden superior están rematados con gabletes curvos de estilo gótico florido incorporados en el siglo XV.
Entre ellos, configurando una armoniosa composición, seis edículos exteriores o pequeños templetes cobijan a otras tantas figuras.

Los edículos con tejadillo piramidal entre los gabletes de los arcos.



Los cuatro caballos o La cuadriga triunfal.

Hemos dejado para el final una de las figuras escultóricas más famosas, si no la más famosa de la fachada. Se trata de los cuatro caballos que nos vigilan desde la terraza. Sus proporciones, gestualidad y detalle los convierten en auténticas obras maestras de la escultura.

Como ya comentamos en el anterior artículo acerca de la Sereníssima, en el año 1204 durante la cuarta cruzada, Venecia participó a las órdenes del Dogo Enrico Dándolo en la conquista y posterior saqueo de Constantinopla. El anciano Dogo, con más de noventa años a sus espaldas y ya ciego, tuvo sin embargo la suficiente energía para ordenar llevar a su querida Venecia algunas "chucherías" obtenidas fruto del saqueo de la capital del Imperio Romano de Oriente.

Entre ellas, destacaba una maravillosa cuadriga con su auriga que coronaba el hipódromo de la ciudad. La escultura, de bellísima factura, fascinó a los asaltantes y en el mismo año de 1204, arribaron a Venecia como símbolo del poder de la República. En realidad, solo llegaron los caballos, pero sus proporciones -2 metros de largo por 2,38 de altura máxima- y su peso -entre 850 y 900 kg cada uno- eran suficientes para llenar de asombro a los venecianos.

Los caballos en su emplazamiento

En cuanto a su historia, en realidad se sabe muy poco con certeza, aunque si queréis adentraros en ella, os recomiendo encarecidamente que visitéis el post dedicado a ellos de La Escalera de Iakob. Es extraordinario.

Los ejemplares que podemos observar en la actualidad son copias de los originales que se pueden contemplar en el museo de la basílica al módico precio de cinco euros. 

Los caballos originales en el museo de la basílica. Extraordinarios.

Para finalizar, quiero insistir en la belleza fascinante de esta fachada arquitectónica. Yo la he visitado varias veces y me faltó este artículo que ahora pongo en vuestros ojos. Lo habría agradecido.

Y nada más por hoy. recomendaros encarecidamente que para cualquier asunto relacionado con viajes o escapadas os pongáis en contacto con nuestra empresa Experiantur.com o Experiantur.es, que las dos funcionan.

Recordaros que estoy abierto a cualquier sugerencia respecto al tratamiento dado a los artículos, asunto de que tratan, etc. Este blog está hecho pensando en vosotros y estaré encantado de que interactuéis conmigo. En estos tiempos duros que estamos atravesando y hasta que podamos volver de nuevo a viajar, nuestra pasión, nos queda siempre el recurso de la lectura, nuestra gran aliada. En este campo siempre me encontraréis.


¡¡¡Saludos viajeros!!!


Referencias:














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